Es un cheque librado (emitido) por una empresa para ser cobrado en una fecha posterior, no superior a 360 días. Por ejemplo, las empresas pueden pagar a sus proveedores con un cheque de pago diferido.
Si el proveedor desea cobrarlo antes de la fecha prevista tiene la posibilidad de venderlo en el mercado de capitales. A cambio de obtener el dinero por anticipado, el vendedor percibe un monto inferior al valor del cheque (se aplica una tasa de descuento).
Los inversores particulares pueden comprar estos cheques en el mercado de capitales, al precio con descuento, y en la fecha de cobro perciben el importe original del cheque.
Por lo tanto, la rentabilidad que obtiene el inversor es la diferencia entre el monto indicado en el cheque y el dinero que pagó para comprarlo.