Las acciones no tienen fecha de vencimiento, por lo que el inversor decide durante cuánto tiempo desea mantener los títulos. En las fases de mucha oscilación de los precios no conviene comprar con perspectivas de corto plazo, porque si los precios bajan aumentan las posibilidades de perder parte del dinero invertido.
En general, las acciones son inversiones muy líquidas, fáciles de comprar y vender en el mercado de capitales. No todas las empresas despiertan el mismo interés entre los inversores, por lo que la liquidez varía de unas acciones a otras.