Los valores emitidos por los fideicomisos tienen un riesgo inferior al que tendrían unos bonos emitidos por la entidad fiduciante. El motivo es que el fideicomiso es un patrimonio independiente y separado del balance de la entidad, por lo que no se ve afectado por el riesgo comercial de la misma. Los acreedores de la empresa no tienen ningún derecho sobre los activos integrados en el fideicomiso.
Los pagos de rentas y la devolución del capital a los inversores se realizan con los rendimientos que generan esos activos, que son administrados por la entidad fiduciaria. Es decir, es el propio patrimonio del fideicomiso el que respalda los pagos a los inversores.