Es un instrumento de inversión que se forma juntando el capital de un grupo de inversores (cuota partícipes). El patrimonio resultante es administrado por una Sociedad Gerente, que lo invierte de manera profesional en otros productos financieros y valores del mercado de capitales: acciones, bonos públicos y privados, depósitos a plazo fijo, etc.
Los FCI son una forma idónea para que los pequeños inversores accedan a los mercados, ya que facilitan la diversificación y el control de los riesgos, incluso cuando sólo se dispone de montos reducidos para la inversión. Existen FCI Abiertos en los cuales la cantidad de cuotapartes en circulación puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida del FCI. Tienen un plazo de duración indeterminado.
Los FCI cerrados son aquellos fondos que funcionan con una cantidad máxima de cuotapartes; las cuotapartes se negocian en un mercado y el inversor puede adquirirlas o venderlas en este ámbito a lo largo de la vida del fondo, es decir, tienen una duración determinada.